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(Agr.) Su cultivo fue uno de los puntales tradicionales de la agricultura aragonesa , con gran importancia económica de cara al abastecimiento local y a la exportación fuera del reino. El olivo aparece indistintamente en secanos y regadíos, siendo sus rendimientos lógicamente mayores en estos últimos. En Aragón se conocían dos especies: la royal, caracterizada por tratarse de un árbol corpulento de hoja estrecha y color verde claro, y la empeltre
, de hoja más ancha y color verde oscuro. El aceite obtenido de este último tipo era de una calidad muy superior a la del primero. El olivo, limitado por las condiciones climáticas, se localizaba preferentemente en el Somontano
oscense, en torno a Barbastro, en las comarcas de Caspe, La Almunia, Calatayud y en la Tierra Baja, abarcando extensas zonas de las actuales provincias de Teruel y Zaragoza. Aunque en algunos casos se arrancaron olivos, la tendencia general durante los siglos de la modernidad fue de incremento de la superficie olivarera. En Caspe, desde el siglo XVII, se plantan olivos sustituyendo al azafrán; Alcañiz se perfila como zona olivarera por excelencia, llegando a ocupar dos tercios de su huerta. Asimismo, en el siglo XVIII aumentan las plantaciones de empeltres, además de en la Tierra Baja, en Barbastro, la comarca de Calatayud y Zaragoza.
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Inscrita en el Registro Mercantil de Zaragoza, en inscripción 1ª, Tomo 2563,
Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983