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(Maella , 1807 - Frascati, Italia, 1870). Obispo de Barcelona. Ordenado sacerdote en 1832, al año siguiente obtuvo la licenciatura en ambos Derechos en la Universidad de Zaragoza
. En 1834 era canónigo arcipreste de la catedral de Tarazona
, en cuya diócesis actuó también como vicario capitular durante los años difíciles de la exclaustración
general y de las progresivas desamortizaciones
, lo que le acarreó seis meses de arresto en la fortaleza de Jaca
. Siendo canónigo penitenciario de Zaragoza
y vicario general de su archidiócesis, a instancias del arzobispo Manuel García Gil
y del nuncio Berili aceptó, no sin escrúpulos, la sede episcopal de Badajoz, pero, transcurrido poco más de un año, fue ascendido a la de Barcelona, en donde permaneció ya hasta su muerte.
En la revolución burguesa de 1868 , mostró una mayor comprensión y respeto al nuevo régimen que la generalidad de los obispos españoles, tanto que tuvo que defenderse ante ellos de la acusación que le hacían de liberalismo
. Pero su actuación principal sería en el Concilio Vaticano I
. El 10-VI-1870 cerró la congregación 68 de este concilio ecuménico con un notable discurso, que, si pasó desapercibido ante una asamblea distendida, ha merecido mejor trato en nuestros días. Monserrat abordó el tema del primado pontificio en conexión con la potestad de los obispos, sin eludir la antinomia que esto supone, distinguiendo entre una potestad papal «ordinaria» y otra «extraordinaria»: aquélla se extendería a toda la Iglesia como un servicio a la unidad y a la concordia como base de la vida cristiana, y abarcaría no sólo cuestiones de fe y costumbres sino todo lo concerniente a la disciplina general; ésta, llamada también «de principado», descendería a casos y a personas concretas cuando, por motivos extraordinarios, el papa considerara que debía reservarse algunas causas.
De esta manera, el obispo de Barcelona pretendía resolver el problema sin que la potestad papal absorbiera a los obispos, convirtiéndolos en una especie de simples delegados o lugartenientes del papa y olvidando que también éstos «han sido constituidos en sucesores de los Apóstoles por el Espíritu Santo». En esta visión más comprensiva de la Iglesia se aprecia una línea de pensamiento teológico que se manifestaría con mayor claridad en la doctrina del Vaticano II sobre la colegialidad en la Iglesia. Pero todo esto no significa en modo alguno que Monserrat defendiera el episcopalismo conciliarista y que supusiera detrimento alguno de su adhesión al papa: el día de la votación de la infalibilidad pontificia, estando ya gravemente enfermo, se hizo llevar al aula conciliar para pronunciar su placet. A los tres días, el 21-VIII-1870, moría en Frascati.
• Obra: Estampa del Hereu de Pau Riera, Barcelona, 1866.
• Bibliog.: Martín Tejedor, J.: «El episcopalismo de Monserrat y Navarro en el Concilio Vaticano I»; Estudios Eclesiásticos, 45, 1970, pp. 533-565.
La burguesía toma el poder en los vaivenes políticos de una época en la que se inicia la industrialización y la lenta transformación agraria.
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