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(Hist. Contemp.) Término con que más generalizadamente se acostumbra a denominar el período 1939-1975 en que el general Franco ocupó la jefatura del Estado en España. Si bien desde un planteamiento histórico muy riguroso todavía es difícil abordar esta etapa de modo plenamente objetivo y desapasionado, y en muchas ocasiones no se dispone de las fuentes y documentos necesarios, resulta necesario intentarlo para tener una visión sintética de una época tan reciente, tan larga, y de tan enormes consecuencias para todos los españoles. Los datos sobre esta etapa están recogidos directa o indirectamente en cientos de artículos de esta Enciclopedia que hacen referencia a aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, de costumbres, etc.; aquí buscamos simplemente una panorámica de los principales aspectos del franquismo referidos a Aragón.
Como al poco de terminar la guerra civil comienza la II Guerra Mundial
, España queda supeditada a la dinámica de ésta, y durante casi todo su transcurso depende, a pesar de su neutralidad o «no beligerancia» (según los períodos), de la Alemania del III Reich. Así, numerosos españoles -de ellos una notable proporción de aragoneses- viajan al frente de Rusia en la célebre División Azul, mientras que otros, refugiados políticos vencidos en la contienda española, son perseguidos, maltratados, muertos en campos de concentración de los que algunos sobreviven para contarlo como es el caso de Mariano Constante
. Los exiliados
aragoneses fueron muchos y en ocasiones muy destacados profesionales, que hubieron de rehacer sus vidas y actividades en la mayoría de los casos en los fraternos países de América española.
Mientras tanto, Zaragoza y otras ciudades y pueblos aragoneses viven años de zozobra política, importantes hechos de espionaje internacional, esperanzas sobre el final de la conflagración mundial según sean las propias ideas políticas. El nuevo Caudillo, que basa su poder personal en pilares tan fundamentales como el Ejército y la Iglesia, acudirá numerosas veces a la capital aragonesa, con intención de cumplimentar a una de esas dos instituciones. Así, el 12-X-1939 se celebra en Zaragoza el primer «Día de la Raza», y Franco se dirige en un mensaje radiado a toda la Hispanidad. En 1940 restablece en esta ciudad la Academia General Militar
, de la que había sido director hasta 1931, y a la que en 1942 devuelve su bandera bicolor; en 1946 asiste a un homenaje a este centro en el que, entre 1955 y 1957, se educará como cadete Juan Carlos de Borbón
, futuro sucesor a título de rey. El personal político del nuevo régimen cuenta entre sus figuras más destacadas algunos hombres procedentes de Zaragoza: desde el cuñado de Franco, Ramón Serrano Súñer, que había ejercido la abogacía en esta capital y había sido elegido diputado durante la II República
, hasta los futuros ministros José Larraz
, José Ibáñez Martín
, Mariano Navarro Rubio
, o figuras de la política aragonesa, en su mayoría vinculadas a la Dictadura primorriverista
, como Sancho Izquierdo
—ideólogo del régimen, autor de varios estudios sobre corporativismo junto con Muñoz Casayús y Prieto Castro en su etapa de catedrático de Derecho en Zaragoza-, el diplomático Giménez Arnau, Juan Antonio Cremades, y algunos más. La Falange
, que cuenta con destacados líderes aragoneses como Jesús Muro
, Julve y Merino
, quedará, sin embargo, en un segundo plano ante la poderosa presencia de los católicos, muchos de ellos pertenecientes o sucesores del grupo de católico-sociales
del primer tercio del siglo: Severino Aznar
ocupa ahora importantes puestos en Madrid, así como Inocencio Jiménez
, y Salvador Minguijón
, Latre, y muchos más, que van a dirigir los movimientos de apostolado seglar
, la prensa (El Noticiero
sobre todo) y otras instituciones. Desde el punto de vista religioso, el templo del Pilar
constituye el foco de atracción y actividades más importantes. En 1940 peregrinan allí unos 20.000 jóvenes de toda España, en señal de gratitud por la victoria en la guerra; se celebra, además, el XIX centenario de la fecha en que los creyentes estiman se produjo la venida de la Virgen a Zaragoza.
• De 1945 a 1959: Tras el final de la guerra mundial, y mientras las grandes potencias vencedoras deliberan sobre la actitud que tomar en España, algunos sectores del exilio republicano plantean la posibilidad de forzar la caída del régimen de Franco por una invasión militar que, uniendo sus fuerzas a las de las presumidas «quintas columnas» del interior obliguen a U.S.A., Gran Bretaña y Francia a dar el paso definitivo. El maquis , guerrilla predominantemente campesina, opera de 1945 a 1950 en las zonas más agrestes y montañosas, enfrentándose con frecuencia a la Guardia Civil. En Aragón será muy importante y persistente su actuación en el Pirineo
, Maestrazgo
, sur de Teruel capital, y zonas mineras
de Utrillas
, Andorra
, etc. El Grupo Levante-Aragón será uno de los más destacados de España en su actuación, y aunque en muchos casos los dirigentes son comunistas, también abundan socialistas, anarquistas o simples republicanos. Destaca el asalto al tren pagador Teruel-Zaragoza (17-VII-1947) o el del tren Zaragoza-Tortosa al año siguiente, la toma el 29-IX-1947 del pueblo de Gúdar
, y la dureza de la lucha (en la zona de Teruel se estiman las acciones en 27 secuestros, unos 50 guardiaciviles muertos y en todo Aragón unos 340 guerrilleros muertos). La situación llegó a ser tan difícil que el gobierno puso bajo el mando del gobernador de Teruel, general Pizarro, cinco comandancias de la Benemérita
con las que, tras muchos meses de ocupación e investigación, se consigue reducir las acciones, a la vez que desde Francia se da la orden de retirada. Por lo demás, la situación económica en la posguerra era desoladora. El bloqueo internacional a España, decretado como sanción moral y económica, y la autarquía
económica forzosa, provocan una serie de carestías y faltas de productos básicos, que derivan en racionamientos, «estraperlo», fabricación de sucedáneos de muchas materias, etc. La «pertinaz sequía», especialmente la de 1944, viene a sumarse a ese malestar general. Sin embargo, Aragón sigue siendo una región fundamentalmente agraria, y empujados por las circunstancias se explotan con renovado entusiasmo nuevas minas (en 1942 se crea la Empresa Nacional «Calvo Sotelo»
en Andorra, luego E.n.d.e.s.a.
); ese mismo año inaugura Franco, en una nueva política hidráulica que luego será frenada, el pantano de San Bartolomé
en Ejea
. Una nueva etapa se abre a partir de 1953, tras el reconocimiento político de los Estados Unidos y el Vaticano. La consecuencia más importante para Aragón va a ser el establecimiento de la base de utilización conjunta hispano-norteamericana, que comienza a funcionar en 1954. Ese mismo año, Franco inaugura el nuevo Belchite
, construido cerca de las ruinas de la pequeña ciudad; también se acomete decididamente la reconstrucción de Teruel
y Albarracín
, declaradas ciudades mártires de la guerra civil. Desde el punto de vista religioso, en estos años se celebran importantes congresos nacionales
, como el Mariano de 1954, hay solemnes actos como los que tienen lugar con motivo de la itinerante procesión de una imagen de la Virgen de Fátima, o de la traída de algunas reliquias del aragonés San José de Calasanz
, recobran su auge las famosas Semanas Santas del Bajo Aragón y un instituto secular fundado por un aragonés, el Opus Dei
de monseñor Escrivá de Balaguer
comienza a penetrar en amplias masas de profesores, profesionales, periodistas, etc., gracias, sobre todo, a la protección que desde el Ministerio de Educación les otorga otro aragonés, el ministro Ibáñez Martín.
• De 1959 a 1975: La lucha política contra el régimen arrecia cuando finaliza la década de los 50. En 1958 se producen importantes detenciones de miembros del PCE en Zaragoza, que cuenta como figuras principales a Antonio Rosel
y Vicente Cazcarra
, mientras que en otros lugares destacan también importantes comunistas aragoneses de cuna, como G. López Raimundo
, F. Claudín
, Alfonso C. Comín, etc. En estos años menudean algunas huelgas
obreras y de estudiantes y cuando en 1960 se celebren elecciones a concejales por el tercio de cabezas de familia, las abstenciones son muy elevadas; es la única forma de protestar para muchas personas que tienen terror a hacerlo de otro modo. Teruel, conoce huelgas mineras dos años después. Sin embargo, en los años 60 las consecuencias del Plan de Estabilización
comenzado en 1959 y del de Desarrollo, que desde 1964 tiene a Zaragoza como uno de los Polos preferidos (aunque los resultados técnicos dejan bastante que desear), suponen importantes cambios estructurales para Aragón. Por una parte, la fijación en Zaragoza
de las principales industrias genera una tendencia de migraciones interiores
que, si bien retienen en Aragón mucha de la emigración
de las provincias de Teruel (52.498 personas en la década de los 60, lo que supone la disminución del 24,4%) y Huesca (20.745 es decir el 8,9% de su población), no es suficiente para frenar el saldo total negativo, pues sólo la mitad de esos emigrantes queda en Zaragoza, que recibe 38.891, muchos de ellos por otra parte provenientes de otras provincias españolas no aragonesas. Este trasvase humano, que aleja de su tierra casi siempre para no regresar a tantos campesinos o hijos de campesinos, es una de las principales lacras contemporáneas sufridas por Aragón, falto de industrias de cabecera y de un desarrollo mayor de Zaragoza -no deseado, por otra parte, por muchos zaragozanos y temido por el resto de los aragoneses por el centralismo
que potencia-. Así, y todo, Zaragoza es la tercera ciudad española por su crecimiento en estos años, y de poco más de 200.000 habitantes en 1950 pasará a los casi 700.000 de treinta años después. El cambio se acentúa si destacamos que de los 213.400 agricultores existentes en 1960, trece años después las cifras quedan en 127.178.
A la expansión urbanística, acompañada con frecuencia de especulación y desafueros contra edificios artísticos o de «ensanches» no muy adecuados, se acompaña en estos años de ambiciosos Planes de Colonización que, junto a algunos avances en la política de Riegos
como la inauguración en 1959 del pantano de Yesa
, suponen algunos cambios en el mundo rural, más significativos en la creación en Bardenas
, Monegros
y Bajo Aragón
de 34 nuevos núcleos de población
. Aragón entra en esos años en el fenómeno de la sociedad de consumo, y en un progresivo proceso de urbanización, que junto con el desarrollo de los deportes, excursiones, etc., hacen que comience a conocerse y recorrerse mucho más todo el territorio por sus propios moradores. El comercio es atendido con mayor interés y se desarrolla la Feria Nacional de Muestras
, que ampliará a cuatro sus grandes certámenes, a la vez que se atiende preferentemente la comunicación con Francia, que se verá gravemente truncada cuando a partir de 1970 se suspenda el ferrocarril de Canfranc
. También la vida religiosa, que cuenta en estas décadas con dirigentes tan influyentes en la Iglesia
española como los arzobispos de Zaragoza Casimiro Morcillo
y Pedro Cantero
, vive momentos de gran esplendor, basados en el desarrollo de los movimientos católicos (a la Acción Católica
y la Asociación C.N. de Propagandistas
se unen ahora los Cursillos de Cristiandad y, en Zaragoza, la obra de Izquierdo Molíns
), así como en la celebración de Congresos como el Eucarístico Nacional (1961) o el de Apostolado Seglar; sin embargo, también aparecen importantes grupos de contestación en la Iglesia católica
, que anuncian otros tiempos, menos identificables con el nacional-catolicismo. Mientras, en 1960 sólo el 12% de los obreros de Zaragoza se declaran católicos en una encuesta de «Mundo Social». Las luchas sociales crecen también hacia mediados de los 60: las huelgas estudiantiles, en torno a los sucesos de Madrid de 1965, y con una cierta implantación de sindicatos clandestinos como la F.U.D.E.; el proceso culmina en 1970, cuando se cierre la Universidad ante la situación creada por el proceso de Burgos.
Los últimos años del franquismo son una etapa cada vez más propicia a las diversas formas de lucha por las libertades y por la justicia social. Tanto los sindicatos clandestinos (principalmente las Comisiones Obreras ; y las Comisiones Campesinas, que más tarde derivarán hacia la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón
, UAGA), los diversos grupos políticos universitarios, como la acción específicamente de partido, fuerzan determinados pasos, que, al finalizar el régimen se materializan en organizaciones unitarias como la Junta Democrática de Aragón
o la Plataforma de Convergencia. También hay varios caminos de toma de conciencia regional
de los aragoneses: de una parte, la amenaza del trasvase del Ebro
, ante la que reaccionan con viveza tanto las diversas organizaciones de la oposición democrática como los medios de difusión Heraldo de Aragón
, Aragón Exprés
, Radio Zaragoza
, y el nuevo quincenal Andalán
, son quizás los principales -o incluso determinadas instituciones, como la Diputación provincial de Zaragoza, presidida entonces por Hipólito Gómez de las Roces
; de otra, la actividad de José Antonio Labordeta
y los demás cantautores aragoneses
, que sintetizan didácticamente los principales problemas de la tierra. La propia aparición de Andalán, que va a reunir en torno suyo a varias docenas de intelectuales, escritores y periodistas de izquierda, es todo un símbolo, y no es de desdeñar el dato de que sea Rafael Orbe Cano, un gobernador inusual en el régimen franquista, quien favorece su aparición, prácticamente bloqueada hasta entonces. Se recoge así una herencia intelectual que debe contar necesariamente con las importantes experiencias anteriores de la peña Niké
presidida por la figura impar de Miguel Labordeta
, el Grupo Pórtico (grupos artísticos
) fundado en 1949 por Aguayo
, Lagunas
y Laguardia
, las importantes manifestaciones del ensayo
, la narrativa
y la poesía
contemporáneos. Si la emigración
es, cuantitativamente, muy importante en esta etapa de la historia aragonesa, cualitativamente podemos decir que es abrumadora. No de otro modo puede entenderse que tantas excelsas figuras del arte y la literatura o la ciencia, hayan tenido que marchar, bien al exilio, bien a otras ciudades, dejando graves ausencias en su propia tierra: Buñuel
, Carlos Saura
y Borau
en el cine
; Viola
, S. Victoria
y A. Saura
en la pintura; H. G. Condoy
y Pablo Serrano
en escultura; Jarnés
, Arana
y Sender
en la narrativa; Luis Galve
y Eduardo del Pueyo
o Pilar Lorengar
en música, mientras el insólito caso de Pilar Bayona
es la excepción que confirma la regla, quedando en Zaragoza; Laín
, J. Palacios
, María Moliner
y otros muchos en la docencia universitaria, la investigación científica. Aragón, sin embargo, saca fuerzas de flaqueza y hace de la necesidad virtud, de los problemas motivo de conciencia, de la lucha por la libertad, la democracia y el progreso una instancia a la unidad regional. Y así, a pesar del lento caminar, aborda la transición
con entusiasmo, y, ya durante el período que denominamos de la monarquía de Juan Carlos I
, conoce su primera institución preautonómica en la Diputación General
y elabora diversos borradores de Estatuto de Autonomía
.
• Bibliog.:
Biescas, J. A., y Tuñón de Lara, M.: España bajo la dictadura franquista; Labor, Barcelona, 1980.
Biescas, J. A.: Introducción a la Economía de la Región Aragonesa; Zaragoza, 1977.
Germán Zubero, Luis: «Aragón y el franquismo», en su sección de Historia Contemporánea, de las I Jornadas de Estudios sobre Aragón, Teruel, 1978; ed. Zaragoza 1979, t. 1, pp. 419-422.
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