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Lugar de prov. de Teruel , municipio de 126 km.2, a 1.023 m. de alt. y a 21 km. de la capital: su proximidad a Teruel
le hace girar dentro del radio de influencia de ésta. Históricamente, sin embargo, tuvo gran importancia en los siglos XIV al XVI, siendo entonces la cabecera de la comarca denominada Río de Cella. Importancia que fue decayendo en los siglos XIX y XX, especialmente al quedar aislada de la carretera general Zaragoza-Valencia. Tras acondicionar los accesos al lugar, se ha tratado de potenciarla industrialmente, dada su estratégica situación.
Se encuentra Cella en la cabecera del Jiloca , cuyo nacimiento tiene lugar en la célebre Fuente de Cella, que es el mayor pozo artesiano de Europa. Su agua, propiedad del pueblo, sirve para abastecer, además de a la propia Cella, a otros siete núcleos más. Situada en la depresión Calatayud-Teruel, sufre un clima de inviernos rigurosos y precipitaciones escasas, con sólo 370 mm. al año. La temperatura media anual es de 10,8°.
Emplazada sobre una suave colina, en cuya cima hubo un castillo del que sólo se conserva el nombre y sus ruinas, el caserío se desparrama desordenadamente por la ladera, tendiendo a crecer hacia la carretera, en cuyas proximidades se levanta el conjunto residencial Parque de la Vega.
Su población creció ligeramente desde principios de siglo hasta 1950 (2.578 hab. en 1900 y 3.813 en 1950). A partir de entonces, desciende. En 1998, 2.953 hab.; en 1978, 3.155 hab.
Su economía es fundamentalmente agrícola e industrial. La agricultura se basa en dos cultivos casi exclusivamente: la patata y los cereales. Hasta principios de los años ochenta también destacaba la remolacha que se transforma en la cercana azucarera de Santa Eulalia y que cerró su actividad (azucareras ). La agricultura se complementa con la ganadería en explotaciones de tipo familiar y la crianza intensiva de cerdos. Hay, próxima al lugar, una piscifactoría de truchas y salmones, que se abastece de agua de la Fuente. Dos grandes industrias forestales
I.n.t.a.m.a.s.a., con 125 trabajadores y Móstoles Industrial con 135, ambas industrias han encontrado en Cella la proximidad de la madera de Albarracín
y la carretera de Valencia, un lugar idóneo para la transformación y comercialización de los recursos forestales. Se dedican a la fabricación de paneles. Cella también funciona como un pequeño centro de servicios subcomarcales: sanitarios, sociales de base y educativos. Dentro de los educativos se ubica un Centro Rural Asociado donde acuden 164 alumnos de primaria y 168 de E.S.O.
• Encicl.: Antigua Celfa musulmana, recogida en el Cantar de Mío Cid . El casco urbano de Cella se asienta en la depresión del alto Jiloca. El término municipal cuenta con una espléndida vega regada por las aguas procedentes de la famosa fuente de Cella, cuyo eje máximo es de 33,80 metros y el menor de 24,23, con un perímetro total de 100,09 metros. El aforo medio de esta fuente se midió, ya en tiempos pasados, en 6.700 pies cúbicos por segundo. Las aguas salen al llamado río Madre o río de Cella, precursor del Jiloca, que nace un poco más abajo, en los llamados Ojos de Monreal u Ojos de Gilo. Se supone que el alumbramiento de aguas se produjo en pleno siglo XII y fue obra de los templarios
, los cuales se establecieron en la plaza fuerte del castillo de Cella. Posteriormente, don Pedro de Azagra
, el primer señor cristiano de Albarracín, la cedió a la orden del Temple.
El casco urbano actual ofrece múltiples vestigios del pasado y es sumamente atractivo. Destaca el edificio de la casa consistorial. Su iglesia parroquial conserva sus cinco crucerías sencillas de su nave y la puerta sur, de arquivolta gótica, semicircular. La decoración interior del templo es barroca. Según Santiago Sebastián, esta iglesia se edificó hacia 1400 y se llevaron a cabo obras de reparación un siglo más tarde. Celebra fiestas el 15 de mayo y el 12 de octubre, y ferias el 16 de agosto, San Roque.
• Arqueol.: Las antiguas noticias referentes al hallazgo en esta localidad de numerosos restos arqueológicos romanos, han sido confirmadas por el estudio de tres yacimientos muy importantes de esta época: el acueducto Albarracín-Gea-Cella; una posible villa
en los campos cercanos a la iglesia, y los niveles excavados en los bajos del Ayuntamiento.
El acueducto Albarracín-Cella es conocido desde hace mucho tiempo, pero no pudo ser clasificado con precisión hasta las excavaciones efectuadas por M. Almagro a partir de 1983. En su realización se emplearon diversas técnicas y recursos, desde la excavación subterránea del cauce, hasta la construcción de canales a cielo abierto y, posiblemente, pequeños sifones para salvar los desniveles. Los tramos más interesantes se encuentran cerca del castilllo de Santa Croche, lugar donde se efectuaría la captación de las aguas; en la zona próxima al azud de Gea
; en el barranco de los Burros cerca del mismo pueblo y en la denominada Cañada de Monterde, donde el acueducto inicia su recorrido subterráneo, atravesando una loma de seis kilómetros con una profundidad que puede alcanzar los 45 m. En este sector, existen pozas de saca de tierras y aireación (putei) aproximadamente cada 25 m. La explicación de esta imponente construcción hay que buscarla en la existencia de un conjunto de villas de explotación agrícola o de un importante núcleo de carácter urbano en Cella. Las excavaciones realizadas en los bajos del Ayuntamiento demuestran la existencia de un fuerte poblamiento en este lugar en los siglos I y II de nuestra era, fecha coincidente con la de construcción del acueducto. (Acueductos
).
• Hist. Med.: La primera vez que aparece este topónimo en la documentación medieval cristiana es en 1127. La data del documento nos dice: «En el año que fue edificada la población de Cella». Fue reconquistada primero por Alfonso I y posteriormente por Alfonso II
en 1170. El obispo Torroja concedió licencia en 1177 a los templarios para que reconstruyeran el pueblo. Quedó enclavado al extremo oriental del señorío de los Azagra
sirviendo su castillo de frontera con Aragón. Más adelante fue incorporada a la comunidad de Teruel
. El rey nombraba los alcaides, y su castillo fue reformado en varias ocasiones, siendo amurallado el pueblo en 1333. En 1357, la reina doña Leonor
ordenó reparar el castillo y almacenar alimentos y armas, siendo sufragados los gastos por los habitantes de Cella, Torrelacárcel, Gallel y Santa Eulalia, ya que lo utilizaban como refugio en caso de peligro. Con todo, fue tomado por los castellanos en la guerra sostenida entre Pedro I
de Castilla y Pedro IV
de Aragón. Entre junio de 1484 y febrero de 1485 fue utilizado como refugio por los inquisidores
turolenses.
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Inscrita en el Registro Mercantil de Zaragoza, en inscripción 1ª, Tomo 2563,
Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983