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Sublevado el populacho de Zaragoza en 1766 so pretexto del precio del pan, impotente para remediar la revuelta el capitán general marqués de Castelar, un grupo de labradores de las parroquias de San Pablo, la Magdalena, San Miguel y Altabás, en número no superior a cincuenta, armados de espadas y broqueles -de donde su denominación-, restablecía el orden ciudadano, matando a varios cabecillas de la revuelta e hiriendo a un par de cientos. Aunque fueron los broqueleros encausados dada la ilegalidad de su iniciativa e intervención, Carlos III
les perdonó y en 1767 extendió cartas de hidalguías a favor de veintiún jefes de broqueleros y sus descendientes. Sus nombres fueron: Francisco Alcaine, Blas Buil, Francisco Calvete, Vicente Casanova, José Esquirol, Manuel Felipe, Miguel Ferrer, Cristóbal de Fuentes, Pascual Garcés, Joaquín Insausti, Manuel Lasierra, Francisco Martínez, Juan Francisco Muñoz, Matías Oñate, Manuel Ortiz, Andrés Pasaña, Félix Porta, Francisco Porta, Manuel Santa Romana, Pedro Valero y Marcos Ximénez. Se les concedió por blasón compuesto, sobre campo de plata, de un gallardo joven de paisano, al natural, con una espada desnuda en la mano diestra y en la siniestra un broquel sobre el cual se colocan las armas de la ciudad de Zaragoza, todo orlado sobre campo de gules un mote en verso circundante de letras de oro que dice: «Pro rege et patria pariter certare decorum est». Blasón que también se concedió a los descendientes por línea femenina.
Tras el desastre de la desaparición del reino se vive una época de esplendor con la Ilustración.
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Inscrita en el Registro Mercantil de Zaragoza, en inscripción 1ª, Tomo 2563,
Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983