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(Folk.). Dentro de las costumbres religiosas, pero con fuerte vertiente hacia la comunicación social y aspectos marcadamente lúdicos, las romerías suponen desplazamientos, a veces a considerable distancia de los pueblos, con meriendas o comidas en el campo, alrededor de la ermita y, complementariamente, cantos y bailes. Es frecuente que, con fondos públicos, los ayuntamientos obsequien a los presentes con determinados alimentos, esencialmente pan y vino, como el panetico y el vaso de El Burgo de Ebro en Santa María de Zaragoza la Vieja. Es normal la participación en ellas de las autoridades y corriente que, si son varios pueblos los que concurren, lo hagan en fechas distintas previamente establecidas.
Muchas de las romerías dependen de cofradías cuidadosamente organizadas, y otras tienen un remoto origen histórico. Así la de Huesca al cerro de San Jorge, en recuerdo de la victoria de Alcoraz
, de 1096, ganada por Pedro I
al rey moro de Zaragoza, de la que se tienen noticias ya en el siglo XV. Las tradiciones sobre San Lorenzo
provocan romería de Huesca a la iglesia de Loreto el 1 de mayo en tanto que el 9 del mismo mes acuden los siete lugares vecinos de Cuarte
, Banariés
, Huerrios
, Alerre
, Chimillas
, Banastás
y Yéqueda
, con las cruces procesionales y las banderas de damasco rojo con altas astas, que ponen a prueba la destreza y fuerza de los portadores, que compiten por ello. Tierz
y Quicena
van al santuario de Salas, donde celebran una comida en común. De 1187 es el voto que originó la romería de Botaya
a San Juan de la Peña
, a la que ha de concurrir una persona de cada casa.
Además de las celebradas en fecha fija están las ocasionales, sobre todo en petición de agua, como la de Capella a la iglesia de Roda
, en cuya rogativa los romeros llevan capas y rosarios, unos mozos una gran cruz y otros los atributos de la pasión de Cristo, deteniéndose en los pueblos del trayecto, cantando letanías y el miserere y disciplinándose algunos. Famosa también la rogativa a San Úrbez, en Nocito
, o la de Santa Orosia en Yebra
.
Las cortesías y saludos de las banderas de los distintos pueblos forman parte del rito en el Alto Aragón. Los ejemplos podrían multiplicarse; en Monzón a la ermita de la Virgen de la Alegría acuden, el segundo día de Pascua de Resurrección, de toda la comarca, a la ermita de la Virgen de los Bañales
, junto a las ruinas romanas, el 30 de abril van los de Layana
por el camino viejo para pasar por el punto llamado «la salve», porque allí se rezaba al dar vista entre los montes a la ermita de San Cristóbal de Uncastillo
; y recibían bacalao y vino; el 8 de mayo subían los de Malpica
y el segundo día de Pascua todos los pueblos de los alrededores, con Uncastillo. En Tauste
y en la romería a la virgen de Sancho Abarca, son el «rancho» y los caracoles blancos los platos tradicionales. En Jaraba
a la ermita de la Virgen de esta advocación concurrían treinta y tres pueblos de Zaragoza y Guadalajara, hoy reducidos, en días distintos, a Campillo
, Cubel
, Milmarcos, Jaraba
, Cimballa
y Monterde
. Muy famosa es la del Quililay, en Tarazona
, cuya autorización se solicitaba del ayuntamiento el día 19 de junio, San Lamberto, fiesta de los labradores tiene como meta el santuario de la Virgen del Moncayo y antes se iniciaba con misa en la catedral, subiéndose con borricos y mulas hasta el monte por el camino haciéndose un alto en la fuente del Sacristán y celebrándose diversos festejos en la explanada, con comida copiosa y regresando a la ciudad para ser recibidos, en la cruz de término, por el Ayuntamiento y un gran gentío, formándose una procesión encabeza da por la cruz alzada y dos portacirios llamados «cierzo» y «regañón» (los vientos predominantes en la comarca), llevando los romeros ramos de rebollo y acebo, el desfile se acompasaba con una música monótona de tambor y clarín recogida por Mingote
, deduciéndose de su onomatopeya el nombre de «quililay, lay, lay...» que se ha dado a la romería. Gran concurrencia de pueblos tienen la de la Virgen de Rodanas en el término de Épila
, la de la Virgen de Gula al Guerrero en Cubel
, o bien la de Sediles
e Inogés
a la ermita de Santa Brígida en una de las cumbres de la sierra de Vicor
, a más de 1.400 m. de altura o la de Encinacorba
a Santa Cruz con consumo de rollos y tortas o la penosa de Herrera de los Navarros
, el día de San Jorge, recibiendo los romeros «la rosquilla» sustituida por tres panes y luego por una peseta en mano.
En realidad no hay pueblo de Aragón que no tenga su romería, casi siempre en fechas fijas y dentro de los ciclos festivos, pero también con motivo de rogativas agrícolas en defensa de las cosechas y petición de agua, donde las comidas extraordinarias, los cantos, el baile, la travesía del campo hacia los montes donde se hallan las ermitas y la convivencia son los elementos esenciales.
• Bibliog.:
Beltrán, A.: De nuestras tierras y nuestras gentes; I-IV, Zaragoza, 1074-78.
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Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983