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Aragón presenta notable riqueza y variedad de establecimientos balnearios. En España hay actualmente 360 manantiales declarados de utilidad pública, de los que 91 estaban en activo en 1982 y de ellos unos 60 con notable clientela. Entre los 60 que selecciona el aragonés Armijo
, catedrático de Hidrología Médica de Madrid, en su importante tratado, hay seis aragoneses: Panticosa
(H.); Paracuellos
, Alhama
y Jaraba
(Z.); y Camarena
y El Paraíso
(T.); a éstos hay que añadir el de Vilas del Turbón
, que goza de merecida fama y el de Baños de Benasque
(H.); los de Camporrells
(H.), Baños de Segura
(T.) y Fuensanta de Villel
(T.) se encuentran cerrados temporalmente.
A estas once localidades balnearias, que suponen dieciséis establecimientos (puesto que Alhama tiene cuatro y tres Jaraba), hay que añadir unas 100 fuentes de prestigio comarcal, sin establecimiento constituido; hay que considerar, además, los manantiales de Fita Santa Fe, temporalmente sin explotación de sus famosas aguas purgantes, y el de Mediana de Aragón, para producción de sales. En el apartado aguas de mesa se reseñan los manantiales que embotellan sus aguas, pero que no disponen de establecimiento de baños (Veri, Tosca, Villarluengo).
En 1875, sobre un total de 142 establecimientos declarados de utilidad pública en España, estaban Panticosa, Estadilla, Tiermas, Paracuellos, Alhama, Jaraba, Quinto, Fonté y Segura. Eran conocidos (aunque no declarados de utilidad pública) Benasque, Alquézar, Camarena y Teruel. Y en la memoria oficial de 1877 se incluían Panticosa, Alhama, Jaraba, Paracuellos, Segura y los actualmente en desuso Arro, Estadilla, Quinto, Fonté, Monasterio de Piedra y el muy importante de Tiermas , desaparecido bajo las aguas del pantano de Yesa
. Alhama fue bien conocida de árabes y romanos, que la llamaron Aquae bilbilitanorum
, y es citada en el Tratado de cura de la piedra de 1498. Con toda probabilidad fueron también conocidas de romanos y árabes Panticosa, Tiermas y Jaraba. En el libro de Limón Montero (1697) se hace ya descripción completa de Paracuellos y se citan Teruel, Alhama y Tiermas. Fonté fue muy famoso en la segunda mitad del s. XIX, al igual que los cuatro anteriores y Panticosa, Jaraba y Baños de Segura. En 1876, Alhama superó la cifra de 4.000 bañistas, sólo alcanzada en España por Archena y Caldas de Montbuy.
Es manifiesta la rica diversidad de composición química de nuestros balnearios. Son bicarbonatadas las aguas de Alhama, Jaraba y Segura (cálcicas la primera, mixtas las otras dos); sulfatadas las de Fita Santa Fe y Mediana (sódico magnésicas y cálcicas, respectivamente); también sulfatadocálcicas las de Arro, Estadilla, Quinto y Camarena; sulfatadomixtas, las de Fonté; son cloruradas las de Camporrells; sulfuradas eran las de Tiermas; y a la vez cloruradas y sulfuradas son las de Paracuellos de Jiloca.
Una de las fuentes de Panticosa, la de Tiberio, es, con sus 51° C, la de mayor temperatura de emergencia de la península. Son también hipertermales Alhama (34-38° C), Jaraba (34-35° C) y Camarena de la Sierra (39° C), y Benasque (dos de sus manantiales emergen por encima de los 36º C). Las de Panticosa presentan una radiactividad del orden de los 4,5 nC/l. (nanocurios por litro), lo que indica que no sólo es inocua sino que probablemente constituya factor importante de su poder terapéutico; son discretamente radiactivas Paracuellos (0,33 nC/l.), Jaraba (0,11 nC/l.) y Alhama.
Jaraba, Alhama, Paracuellos y Benasque tienen un aforo muy importante. Un solo manantial de Alhama produce 23.000.000 litros/día, y Jaraba más de 7 millones de l./día, lo que la sitúa entre los de mayor caudal del globo. Los seis manantiales de Benasque superan el millón de litros diarios.
Por el número de agüistas, el más importante es Alhama (más de 2.000 enfermos por año); se acercan a esta cifra Panticosa y Jaraba; también son muy estimables los de Paracuellos, Camarena, El Paraíso y Benasque. En el cuadro adjunto se señalan, junto con otros datos, las indicaciones terapéuticas para cada una de las once localidades balnearias aragonesas, incluidas las cerradas temporalmente. Acuden a nuestros balnearios, además de pacientes de la región, otros muchos de fuera, especialmente de Madrid (a Alhama, Jaraba y Paracuellos), de Levante y Cataluña (a los cuatro balnearios turolenses) y de Navarra (asistencia diversificada). Panticosa los venía recibiendo también de Francia. La situación, la vegetación y el clima de las nueve localidades constituyen atractivos adicionales, por lo que a las cifras oficiales de agüistas (personas que realizan prácticas hidroterápicas) hay que añadir las muy notables de personas que acuden a disfrutar del ambiente, de la calma y del reposo paradisíacos.
Los problemas que tienen planteados los balnearios aragoneses son los comunes a todos los españoles, acentuados en algunos casos. Las instalaciones técnicas son pobres en general; las hoteleras, deficientes, si bien algunos establecimientos están realizando notables esfuerzos para mejorarlas; las comunicaciones (salvo Alhama y Paracuellos) y los servicios públicos absolutamente insuficientes. Interesa y urge una acción conjunta de varios ministerios para que Aragón obtenga el debido provecho de esta inmensa fuente de riqueza y pueda ofrecer a las demás regiones unos medios terapéuticos (en los que tan pródiga ha sido la naturaleza con Aragón) en adecuadas condiciones. Para un país, las aguas mineromedicinales son uno de los elementos de la riqueza nacional, y para las comarcas en que brota, una fortuna creciente.
• Bibliog.:
Anuario de las aguas mineromedicinales españolas; Madrid, 1877.
San Román, J.: Hidrología médica; Salvat ed., Barcelona, 1945.
Armijo, M.: Compendio de Hidrología médica; Ed. Cient. Méd., Barcelona, 1968.
Alcober, T.: Índice balneario de los principales establecimientos españoles; u.t.e.f., Valencia, 1970.
Moreno González, R.: Riqueza hidrológica de Aragón y la Rioja; Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 2.ª edición, Zaragoza, 1972.
Solsona, F.: Terapéutica Física Natural; Ed. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1979.
Solsona, F.: Balnearios aragoneses; Zaragoza, D.G.A., 1992.
• Arqueol.: En época romana se construyeron termas para aprovechar la existencia de manantiales cuyas aguas poseían virtudes terapéuticas; muchos de estos manantiales debieron ser ya venerados por los indígenas y han venido utilizándose ininterrumpidamente hasta los momentos actuales.
En Aragón se conocía su existencia y se aprovechaban las virtudes curativas de sus aguas con seguridad en Alhama de Aragón , Panticosa
y Tiermas
.
De Alhama de Aragón (la antigua Aquae Bilbilitanorum ) quedan referencias en algunos versos de Marcial
(«Tepidumque natabis Congredi cadum») y son indicios de su utilización una inscripción votiva (deo.tvtel/genio.loci), un bronce de Tiberio
acuñado en Cascantum y los restos, actualmente desaparecidos u ocultos por las instalaciones del balneario actual, que viera Ceán Bermúdez a principios del siglo XIX.
En Tiermas, pueblo hoy desaparecido bajo las aguas del pantano de Yesa, permanecían algunos vestigios del antiguo establecimiento romano, concretamente una piscina de forma circular, junto a la moderna estación medicinal, y se descubrieron también algunas monedas .
Los mejor documentados son, sin duda, los baños de Panticosa, que proporcionaron en la hoy conocida como «Fuente de Tiberio» un brocal de pozo cuadrado, perfilado en sus cuatro lados por listones de madera encajados entre sí, practicado en una capa de cemento hidráulico; algunas monedas (identificables un as de Celsa de Tiberio y uno de Sagunto) y fragmentos de cerámica y en las proximidades del llamado «Manantial del Estómago» un as de Augusto de la ceca de Caesaraugusta . Otro dato que nos indica su empleo en estos momentos es el hidrónimo Caldares que hace referencia a las aguas calientes.
Si bien, como ha podido apreciarse en las líneas anteriores, y en comparación con otras estaciones termales, como las de Caldas de Montbuy (Barcelona) o Alange (Badajoz), los restos son escasos y actualmente perdidos, si son los suficientemente claros para asegurar su ocupación y uso en época romana.
• Bibliog.:
Beltrán, A.: «Moneda romana de Zaragoza, hallada en Panticosa»; Caesaraugusta, IV, Zaragoza, 1954, pp. 139-140.
Id.: «Los hallazgos del balneario de Panticosa»; Caesaraugusta, V, Zaragoza, 1954, pp. 196-200.
Lostal, J.: Arqueología del Aragón romano; Zaragoza, 1980, pp. 17-18, 26 y 189-190.
Mora, G.: «Las termas romanas en Hispania»; Archivo Español de Arqueología, 54, Madrid, 1981, pp. 37-89.
Casino de Termas Pallarés. Fachada...
Balneario de Panticosa hacia 1915
Balneario Baños Nuevos de San Roqu...
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