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(Música). La sede episcopal de Zaragoza ha sido un lugar donde la música tuvo siempre notable desarrollo. El concilio cesaraugustano del 380 legisló sobre la liturgia de las grandes solemnidades, que comportaba la participación de la música. Los obispos cesaraugustanos del siglo VII, Máximo
, Juan
y Braulio
, hermanos, y Tajón
, fueron grandes impulsores de la cultura y las artes, al amparo del zaragozano monasterio de Santa Engracia
. Respecto de la música, alguno de ellos compuso textos poéticos y melodías para liturgia de su sede.
Es a partir de la reconquista de la ciudad en 1118 cuando por la documentación iconográfica y literaria conocemos el desarrollo de la música en La Seo. En su ábside románico contemplamos un grupo de músicos —arpa, salterio, tintinábulo y sonajas—, que expresan la incorporación de la música a la vida de la catedral. Constituciones capitulares del siglo XIII traen apartados dedicados a la música litúrgica, que tendrá al frente al magister cantus para la monodia del oficio coral , la polifonía de la capilla de música
y la enseñanza de los «infantes
» o «niños de coro».
En el siglo XV, la iconografía musical ostensible en el rico retablo que labra Hans de Suabia , es signo de la actividad musical de la catedral, con esos cuatro ángeles músicos que, portando instrumentos —mandara, salterio, órgano manual y vihuela—, sirven de repisa en los pilares que separan las calles del retablo. De este mismo siglo tenemos un documento valiosísimo para nuestro tema: el facistol de comienzos del s. XV, obra de artistas moros, con filigranas y arabescos gótico-mudéjares, soporte de los grandes códices polifónicos, en torno al cual se situó tantas veces la capilla de música, cantores y ministriles, para interpretar la mejor música de sus maestros. La documentación musical de este siglo nos muestra un pergamino sobre tablas con el himno polifónico a 4 voces, Vexilla Regis, para el momento dramatizado de su canto, llamado la Vexilla, tradicional no sólo en La Seo
sino en todo Aragón, como recoge G. Garcés al hablarnos de los cantos de penitencia
.
Los documentos literarios dan los primeros nombres conocidos de los «maestros de canto» de la catedral, destacando a García Baylo (1472), asimismo cantor de la capilla del rey en la Aljafería y organero . También aportan noticias sobre las representaciones sacras que se tenían en La Seo en estos siglos, y que perduran en el s. XVI, y cuyas reminiscencias han llegado hasta nosotros. Las Cuentas de la Obrería recogen los gastos «de la representación de la Natividad de Nuestro Redentor, la noche del Nadal» de 1487, ante los Reyes Católicos. Para esta ocasión Maese Piphan compuso numerosos «quinternos norados para cantar a los profetas, a la María y Jesús». Sabemos que eran los cantores de la capilla de La Seo los contratados por la ciudad para otras representaciones por requerirse «personas de muy buenas voces».
En el s. XVI la capilla de música de La Seo, favorecida con beneficios por don Hernando de Aragón , sucede prácticamente a la de los arzobispos de la ciudad, incorporando los mejores maestros cantores de ésta. Conocemos un inventario de los ricos códices polifónicos de la capilla de música catedralicia en la primera mitad de este siglo. Sus maestros conocidos fueron: Pedro de Apiés (1538-46), Jaime Talamantes (1546-69), Melchor Robledo
(1569- 86), Jusepe Gay (+ 1587), Cristóbal Téllez (1588-93), Francisco Silos (1594- 1611), Francisco Berge (1612-14), Francisco de Silos
(1614-32), Gaspar Cueto (1632-35), Sebastián Romero (1636-49), Diego Pontac
(1649-50), fray Manuel Correa
(1650-53), Juan de Torres (1653-54), Bernardo del Río (+ 1655), Sebastián Alfonso
(1656-87), Andrés de Sola
(1687-91), Miguel de Hegües (1691-92), Tomas Micieces
(1692-94), José de Cáseda
(1695-1708).
Durante estos dos siglos los instrumentos musicales acompañaron siempre las voces de la capilla. Primero, el bajón; poco a poco, los demás instrumentos de los ministriles , hasta constituir a comienzos del s. XVII un grupo instrumental con los mejores tañedores que se hallaban en Zaragoza y otros de fuera: Juan Sebastián, Jerónimo Zamorano, Melchor Castillo, jefe de la copla, y «los Clamudís» Juan, Pedro y Jerónimo, conocidos músicos de la ciudad. Su desarrollo junto a la capilla de música será constante hasta desembocar en los grupos instrumentales que intervendrán con voz propia en la música barroca, y que se concretarán con el tiempo en la gran orquesta del sintonismo religioso del siglo pasado y comienzos de éste.
No es tan conocido el desarrollo musical en Zaragoza, y en La Seo en concreto, durante los s. XVIII y XIX. La verdad es que los maestros que de estos siglos se conocen rayan a gran altura y están siendo objeto de estudios personales y reestrenos de sus obras. Anotaríamos como más conocidos por ser más importantes a Francisco Portería (1709), José Lanuza (1727), Francisco Javier García «lo spagnoletto» (1756), Ramón Cuéllar
(1812), Domingo Olleta
(1852), Miguel Arnaudas
(1866), y Salvador Azara
(1919). En toda esta larga lista de maestros de La Seo zaragozana habría que tener en cuenta los numerosos maestros formados en las lecciones públicas que todos ellos desde los más remotos tiempos estaban obligados a dar a los infantes y servidores de la iglesia y a cuantos libremente acudían. Muchos de los maestros mencionados se formaron en estas clases; otros salieron de ellas para ocupar importantes cargos musicales en otros lugares.
• Bibliog.:
Calahorra Martínez, Pedro: La Música en Zaragoza en los siglos XVI y XVII. II. Polifonistas y Ministriles; Zaragoza, 1978.
González Valle, J. V.: «Tradición y progreso en los maestros de música de las catedrales de Zaragoza durante el siglo XVIII»; Estudios de Musicología aragonesa, Zaragoza, 1977.
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Inscrita en el Registro Mercantil de Zaragoza, en inscripción 1ª, Tomo 2563,
Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983