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(Huesca , 22-IX-1930 - Cuenca, 22-VII-1998). Pintor
. De formación autodidacta, iniciada dolorosamente al contraer una tuberculosis. En ese tiempo empezó a escribir y a pintar obras introspectivas que pictóricamente tendrán una versión juvenil surrealista, con mágicas y poéticas alusiones al único jardín posible, no devastado culturalmente, en esos años: el del mundo interior y de la fantasía. Período surrealista, 1948 a 1955, cuyo precedente expositivo fue en la Sala Libros de Zaragoza el año 1950.
En 1952 viajó a París en compañía de José Ayllón, crítico y promotor del arte moderno. Poco tiempo después prolongará su estancia parisina por dos años, durante los que irá decantando el surrealismo inicial hacia unas formas experimentales más quebradas y espontáneas, decididamente abstractas. En 1957 funda en Madrid el grupo de vanguardia El Paso, conjuntamente con otros pintores como Canogar, Feito, Millares, etc., y en el que también estarán presentes los artistas aragoneses Pablo Serrano y Manuel Viola
.
Desde ese momento, la pintura de Antonio Saura puede definirse como abstracta y expresionista por la potencia y vitalidad del acto de pintar, reflejado en el lienzo, al margen de cualquier condicionamiento estético apriorístico. Experimenta con todos aquellos materiales y técnicas que reafirmen, por encima de todo, la exigencia de crear y de expresar plásticamente el impulso y estado de ánimo del pintor. Por ello, sus lienzos, papeles y collages se llenan de densas composiciones de color, rigurosamente austero, negros, blancos y grises, o se fragmenta en tonos indefinidos, aplicado en manchas, salpicaduras o chorreones. No pretende Saura únicamente la espontaneidad del gesto de pintar, sino que en sus estudiadas y reflexivas composiciones formula un nuevo espacio pictórico, complejo y distorsionado, y desgarrador casi siempre.
Pero la no figuración de Saura es, aparentemente, equívoca. En el concepto inicial de la obra, la figura humana, con predilección por los retratos-símbolo, y en especial por los rostros, está siempre presente, pero para destruirla y descarnarla en una hecatombe de manchas y trazos. Por eso, la pintura de Saura adquiere un carácter cíclico por la sucesión y series de sus temas. Desde sus autodestructivos autorretratos (1956-62), pasando por los de personajes históricos, predilectamente del barroco , como los de Felipe II, o los goyescos —con una vinculante insistencia—, hasta los sex symbol de los años 50, como el de Brigitte Bardot (1958). Toda esta galería se completa con otros temas o series, como las de los sudarios, damas, desnudos y curas, y, como gran síntesis pictórica, la Gran Crucifixión (tríptico, 1957-58, Museo de Arte Contemporáneo de Veruela, Z.). En la década de los años 60, además de estas series, Saura practicará una pintura de concepción monumental en los trípticos dedicados a las multitudes desorientadas o conducidas por un deseo, como en Supermarket (técnica mixta sobre papel, 1964).
Pero esta pasión destructora y denunciadora de algunos temas y momentos de la obra de Saura vuelve a recuperar la sensitiva y delicada calidad del color y del juego de ingenio —de latente presencia surrealista que nunca le ha abandonado— en otras series dedicadas a la vida actual y a los objetos de consumo, tal como presenta en las llamadas acumulaciones, collages, automatismos y espléndidas superposiciones sobre soportes o figuras extraídas —o tomadas al azar— del uso diario o del acervo cultural del pasado.
Una espléndida síntesis retrospectiva de la obra de Antonio Saura fue expuesta en la Sala Luzán de Zaragoza durante los meses de febrero y marzo de 1981, que recapitularía toda su amplísima actividad expositora internacional.
Punto y aparte, como otra de sus extraordinarias aportaciones, es la serie de pinturas, 1979 a 1996, que tituló Retratos imaginarios, en los que sus fondos monocromos sirven para acoger expresivos retratos con títulos como Rembrandt, El perro de Goya o Retrato imaginario de Felipe II.
Fuera de lo estrictamente pictórico queda un conjunto de obras que indican su interés por otros medios artísticos. Basta recordar, al respecto, las siguientes: 1960- Varias esculturas en metal soldado hechas en Cuenca; 1964- Diez tapices realizados por Carola Torres en Madrid; 1964- 14 vidrieras, tituladas Pasión, para el pabellón de Jordania en la Feria Internacional de Nueva York; 1965- Una vidriera, titulada Crucifixión, para la iglesia St. Thomas en Amsterdam; 1968- Pintura mural, de 300 X 600 cm., para el Museo de la Revolución en La Habana, Cuba; 1987- Un mural, titulado Elegía, de 20 X 10 m. para la Diputación de Huesca, 1966- Mural de cerámica para Grancasa, Zaragoza, realizado en Alcañiz junto con el ceramista Fidel Ferrando .
Diseños para escenografías, entre 1963 y 1995, libros escritos por el propio pintor y libros ilustrados, así como una sustancial filmografía sobre su obra y una dilatadístima bibliografía, señalan, como es sabido, la trascendencia de este artista.
• Bibliog.:
Torralba Soriano, F.: Pintura contemporánea aragonesa; Zaragoza, Guara Editorial, 1979.
Cirici Pellicer, A.: Antonio Saura; Ministerio de Cultura, Madrid y Barcelona, 1980.
Guigon, Emmanuel y Saura, Antonio: El jardín de las cinco lunas. Antonio Saura surrealista; Diputación Provincial de Teruel, Museo de Teruel, 28 de octubre-27 de noviembre de 1994.
Martínez, Rosa y Saura, Antonio: Antonio Saura. Retratos imaginarios; pinturas, 1979-1996; Sala de exposiciones del Banco Zaragozano, Zaragoza, enero-febrero, 1997.
Catalán, Carlos: Antonio Saura. El prestidigitador de imágenes; Centro de Exposiciones y Congresos, Ibercaja, Zaragoza, del 14 de abril al 30 de junio de 1999.
Pérez-Lizano Forns, Manuel: Focos del surrealismo español, artistas aragoneses 1929-1991; Mira editores, Zaragoza, 1992.
Pérez-Lizano Forns, Manuel: Abstracción plástica española. Núcleo aragonés: 1948-1993; Mira editores, Zaragoza, 1995.
Ríos, Julián: Las tentaciones de Antonio Saura; Mondadori España, Madrid, 1991.
Meinke, Hans: Saura y los libros de su vida; Círculo de lectores, Madrid, 1992.
VV.AA.: Saura Decenario 1980-1990; Diputaciones Provinciales de Huesca, Teruel y Zaragoza, Museo de Teruel, 16 de mayo-30 de junio, 1991, itinerante: Palacio de Sástago, Zaragoza, y Salas Exposiciones Diputación de Huesca. Un mural para Aragón. Antonio Saura y Fidel Ferrando; Sala de exposiciones del Ayuntamiento de Alcañiz, 27 de marzo-26 de abril de 1998, textos de Carlos Abril Navarro, Sebastián López, Juan Manuel Bonet y Manuel Pérez-Lizano Forns.
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