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(Hist. Contemporánea) La represión es un elemento constitutivo del régimen franquista , en el seno del cual cumple la misma función social que en los regímenes fascistas
alemán e italiano: acabar con las prácticas democráticas y la participación popular, aniquilar a las organizaciones de izquierdas y asegurar a las elites su posición hegemónica. En Aragón, como en el resto de España, el uso de la represión conocerá varias etapas a medida que el régimen vaya evolucionando. La primera oleada represiva tiene lugar durante el propio conflicto civil
: en la parte occidental de Aragón
, que caerá desde el principio de la contienda en manos de los insurgentes, se llevará a cabo una intensa labor de eliminación física del adversario. A finales de 1936 habían sido fusiladas unas 5.500 personas; los territorios más castigados fueron aquéllos con mayor tradición política y sindical: Cinco Villas
, Bajo Aragón
, Calamocha
, los partidos judiciales de Zaragoza
y Teruel
.
La consolidación del nuevo Estado hace aparecer, junto a la represión puramente física, la depuración de numerosos colectivos profesionales, exigiendo la «pureza ideológica» como requisito indispensable para desempeñar determinadas funciones. La Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 significará la apertura de gran número de causas que afectarán principalmente a funcionarios de las tres capitales de provincia.
Los pequeños focos de oposición aparecidos en la región a lo largo del tiempo focalizaron la atención represiva del régimen una vez consolidadas sus estructuras. La reorganización de algunos partidos en la clandestinidad y la aparición de la guerrilla fueron las principales preocupaciones de las fuerzas del orden en los años cuarenta y primeros cincuenta. La Ley para la Represión del Bandidaje y el Terrorismo de julio de 1947, unida a la ya existente contra la Masonería
y el Comunismo
, posibilitará la adopción de medidas excepcionales, sobre todo en la provincia turolense, donde en 1947 llegará a declararse el estado de guerra. Con el fin de la lucha armada a comienzos de los cincuenta comienza la infiltración en los sindicatos verticales, lo que llevará la represión al terreno sindical. En la etapa final del régimen, destaca la reacción a los movimientos estudiantiles de los años 1969 y 70, que se manifestarán con fuerza en Zaragoza
capital, único foco universitario de la región. La declaración del estado de excepción en 1969 y el cierre de la Universidad de Zaragoza
en 1970, ante la agitación estudiantil provocada por el Proceso de Burgos, serán en Aragón las últimas manifestaciones de gran calibre de la represión franquista.
Un nuevo estado totalitario surge tras la fractura de la Guerra Civil. Conoce su evolución en Aragón.
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