(Arte ) Aunque la voz muralla puede extenderse a diversas realizaciones que implican una separación entre espacios, aquí nos referiremos solamente a las cercas que rodeaban los núcleos de población con finalidad eminentemente defensiva y de seguridad, sin olvidar que también había motivos de índole fiscal, policial e incluso urbanística, para separar lo que, en términos actuales, podríamos llamar suelo urbano y suelo rústico.
Dicha delimitación no debe interpretarse en sentido literal, pues fue harto frecuente que intramuros hubiera huertas, particularmente de conventos —en gran número y extensión dentro de la cerca medieval de Zaragoza
—, e incluso zonas de monte cuando las murallas remontaban cerros, encerrando terrenos que jamás estuvieron poblados ni cultivados: caso particular de los conjuntos defensivos de Calatayud
, Daroca
y Albarracín
, donde dichos terrenos servían para albergar el ganado de sus respectivas. Comunidades en épocas de invasiones. También era bien frecuente la existencia extramuros de grupos de viviendas, incluso con parroquias, que recibían los nombres de arrabales o barrios. Cuando estos arrabales llegaban a albergar un considerable numero de vecinos, solían asimismo rodearse por otro cinturón amurallado, generalmente adosado al primitivo —Zaragoza, Calatayud, Alcañiz
, Barbastro
, Albarracín, Ejea
, Borja
, Caspe
—, y raras veces concéntrico: Huesca
.
Aunque el objetivo primordial de las murallas no fuese propiamente esteticista—muchas no pasaban de ser un vulgar muro de piedras, tapial y hasta de ladrillo—, en gran número de casos constituían un formidable leit-motiv para el paisaje urbano, con su pintoresca teoría de torres almenadas, puertas monumentales, barbacanas, fosos, antemurales, etc., y eran lo primero que percibían los forasteros que se acercaban, bien en son de guerra o de paz. Hay que admitir una buena dosis de cuestión de prestigio para la belleza y poderío de la ciudad; de ellas se vanagloriaban los ciudadanos, pues frecuentemente se trataba de auténticos monumentos, e incluso, eran alabadas por los cronistas—Zaragoza, Huesca, Daroca, Teruel, Albarracín—, singularmente favorecidas por la topografía del terreno en las tres últimas, y, más todavía, cuando el recinto murado arrancaba de un gran castillo en posición predominante —Alcañiz, Calatayud, Mora de Rubielos , Valderrobres
, Aínsa
, Jaca
, Borja, Tarazona
, Monzón
—, del cual, la muralla urbana era un complemento para la defensa. En Uncastillo
, ésta se diseñó concéntricamente en derredor de la enriscada fortaleza
. El siglo XIX presenció la demolición, parcial o integral, de las murallas en casi todas las ciudades europeas por estimar que obstaculizaban su arrollador ensanche y que su finalidad militar había caducado, ciertamente, ante las nuevas armas y estrategias bélicas. Hoy sus fragmentos son objeto de cuidados y considerados justamente como un monumento más. Solamente en Aragón, y concretamente en Zaragoza y Huesca, se aplica la voz Coso, derivación del latino cursus, por lo que puede estimarse una acepción típicamente aragonesa.
• Trayectoria histórica:
Edad antigua: Los inicios del amurallamiento de los núcleos de población remontan a tiempos muy antiguos —en Aragón, al parecer, a la Edad del Hierro — y su estudio pertenece al campo de la Arqueología. Difícilmente identificables en las ciudades que han permanecido vivas, por razones obvias, su análisis se concentra en las despobladas, normalmente alejadas de los actuales núcleos.
Entre los numerosos despoblados prerromanos existentes en Aragón, se han reconocido lienzos o restos del cinturón amurallado en algunos, generalmente de piedras irregulares y mayormente en el Bajo Aragón: Cabezo de Alcalá (Azaila), San Antonio
(Calaceite), Cabezo de Monleón
(Caspe), El Palomar
(Oliete), Els Castelláns
(Cretas), Tossal Redó
(Calaceite), Les Escodines
(Mazaleón), Castillejo de la Romana
(Puebla de Híjar). Fuera de dicha comarca merecen citarse los recintos murados de San Esteban (El Poyo del Cid
) y Alto Chacón
(próximo a Teruel). El predominio de esta provincia es abrumador.
De la época romana subsisten fragmentos de mucha mayor entidad, formados por grandes bloques de piedra e incluso con torreones. Entre las ciudades que han continuado habitadas se han reconocido sillares romanos en los recintos de Huesca y Borja, y los mucho más importantes de Zaragoza, donde subsisten dos lienzos con torreones cilíndricos. Entre las ciudades despobladas, las murallas romanas de mayor prestancia se localizan en Bilbilis (cerca de Calatayud), Arcobriga
(cerca de Monreal de Ariza) y en la posibleSegeda
(cerca de Belmonte de Calatayud). Otros restos se han reconocido en la posible Salduba
(cerca de Juslibol), Tossal Gort
(Maella), Celsa
(Velilla de Ebro), Los Castellassos
(Tamarite de Litera), Los Singlos de Montfalla (Fabara
) La Muela (Hinojosa de Jarque
), El Castillejo y El Cerrico de los Moros (ambos en término de Griegos
).
—Edad media: La inmensa mayoría de las murallas urbanas que subsisten en Aragón procede de esta época. Poco o nada sabemos del período visigodo, pero sí del musulmán (siglos VIII-IX), que registró gran vitalidad urbanística. De entonces datan prácticamente Calatayud, Barbastro, Albarracín, Daroca, Fraga, y se ampliaron otras más antiguas: Zaragoza, Huesca, Borja. Las murallas existentes en los cerros que rodean Calatayud, aunque reformadas varias veces, son de origen musulmán. Hay noticias históricas fehacientes sobre la construcción de las murallas de Huesca y Barbastro en este período, pero nada subsiste de entonces.
En los estados cristianos organizados en la región pirenaica y reunidos desde el siglo XI en el llamado reino de Aragón, el hábitat debió de ser enteramente rural y disperso, y la urbanística parece ser muy tardía, iniciándose precisamente en ese siglo, en la ciudad de Jaca, que conserva escasos vestigios del cinturón murado. Muro de Roda es un diminuto burgo amurallado de misión estratégica. La villa de Loarre
se amuralló al pie del castillo, en el espacio hoy despoblado. Interesantes ejemplos de ciudades cristianas medievales, con partes de sus murallas, vemos en Aínsa, Sos
, Uncastillo, y con menos restos en Alquézar
, Roda de Isábena
, Graus
y Ejea
. Reconquistado en el siglo XII el resto de Aragón, algunas ciudades se engrandecieron y se rodearon de nuevas murallas por diversas razones: Daroca, Albarracín, Zaragoza (el muro de tapial), las prácticamente desaparecidas de Alcañiz y Caspe. Otras ciudades amuralladas fueron prácticamente de nueva fundación cristiana, particularmente en las tierras altas turolenses —Teruel (1171), Mora de Rubielos, Cantavieja, Mosqueruela, Mirambel, Valderrobres, Montalbán, Manzanera, Rubielos de Mora, La Iglesuela, Linares de Mora, etc.— y fuera de ellas: Añón, Villarroya de la Sierra, Cariñena, La Almunia de Doña Godina, Sisamón, Antillón, etc.
—Edad moderna: Muy poco aportó esta época a los recintos amurallados aragoneses y menos todavía lo que subsiste. El tránsito a esta edad coincidió con la unificación de los reinos hispánicos, y la defensa, fuertemente centralizada en manos del rey, se concentró en las fronteras y las costas. Felipe II fortificó intensamente la frontera francesa, convirtiendo a Jaca, Aínsa y Berdún en auténticas plazas fuertes a la moderna, con ciudadela
y murallas abaluartadas adecuadas a la artillería, que conocemos por planos, pues poco subsiste, aparte las ciudadelas de las dos primeras. En cuanto a la Edad Contemporánea, ya hemos indicado que la actividad respecto a las murallas urbanas fue precisamente negativa: la demolición.
• Inventario de murallas urbanas y puertas:
Aínsa (H.): Tuvo, al parecer, dos recintos además del de la extensa fortaleza. Quedan largos lienzos, una torre y seis arcos.
Albarracín (T.): Tuvo dos recintos de gran extensión e importancia, conservados en su mayor parte, con numerosos torreones y dos puertas.
Alberite de San Juan (Z.): Arcos de ladrillo.
Alcañiz (T.): Tuvo dos recintos, queda una puerta.
Alcalá de Moncayo (Z.): Lienzos con un gran cubo redondeado.
Alfajarín (Z.): La «portaza», de arco apuntado.
Almonacid de la Sierra (Z.): Arco de ladrillo, mudéjar y torreón.
Almunia de Doña Godina, La — (Z.): Largos lienzos de ladrillo y tapial.
Alquézar (H.): Arco de la Villa, más la cerca de la villa vieja (castillo).
Aniñón (Z.): Arco.
Antillón (H.): Lienzo con torreones y una puerta.
Añón (Z.): Lienzos que descienden del castillo, con torreones y una puerta.
Ariza (Z.): Arco.
Ateca (Z.): Torre-puerta.
Azuara (Z.): Lienzos, adosados a las casas, y dos arcos (derribados hace pocos años).
Barbastro (H.): Tuvo tres recintos. Quedan vestigios y un arco, muy alterado.
Beceite (T.): Lienzos y dos puertas.
Belchite (Z.): Torre-puerta, mudéjar, y otra puerta clasicista.
Belmonte De Mezquín (T.): Arco.
Berbegal (H.): Lienzos confundidos con las casas.
Berdún (H.): Lienzo con un arco.
Borja (Z.): Restos del recinto romano. Del medieval quedan dos arcos, alterados.
Calatayud (Z.): Largas murallas que reúnen los cinco castillos; son de origen musulmán, con un arco de herradura y varios torreones. Del recinto de época cristiana quedan las puertas de Terrer y de Somajas, modificadas en época clasicista.
Cantavieja (T.): Largos lienzos, con torreones y dos arcos.
Cariñena (Z.): Lienzo con una gran torre cuadrada y un arco.
Caspe (Z.): Tuvo tres recintos. Quedan vestigios.
Cedrillas (T.): Murallas completas de la villa alta, hoy deshabitada, con dos puertas.
Cretas (T.): Arco.
Daroca (Z.): Murallas casi completas que remontan los cerros, con numerosos torreones y cinco puertas, destacando la Baja, flanqueada por dos torres.
Ejea de los Caballeros (Z.): Tuvo dos recintos. Quedan vestigios del alto.
Encinacorba (Z.): Arco de ladrillo.
Estadilla (H.): Puerta del Sol.
Fonz (H.): Arco de la Fuerza.
Fórnoles (T.): Arco.
Fortanete (T.): Lienzos con aspilleras del siglo XIX.
Fresneda, La — (T.): Arco.
Fuentespalda (T.): Dos arcos.
Graus (H.): Tres puertas.
Híjar (T.): Lienzo con torreón. Puerta con capilla.
Huesca: Lienzos con una gran torre, de la segunda muralla.
Iglesuela del Cid, La — (T.): Torre y un arco.
Jaca (H.): Vestigios de la muralla.
Jarque (Z.): Arco, de piedra.
Linares de Mora (T.): Lienzo con torreones y dos puertas.
Loarre (H.): El recinto bajo del castillo, hoy deshabitado, fue el asentamiento de la villa medieval.
Longares (Z.): Dos arcos.
Luna (Z.): Torre del Reloj.
Maella (Z.): La torre y el arco de la casa consistorial pertenecieron a las murallas.
Maluenda (Z.): Torre-puerta.
Manzanera (T.): Lienzos con torreones y dos puertas, una entre dos torres.
Mequinenza (Z.): Murallas que descienden del castillo.
Mirambel (T.): Murallas con torreones y tres puertas.
Montalbán (T.): Lienzos con un arco y una torre-puerta.
Montañana (H.): Dos torres y una puerta.
Montón (Z.): Torreón y dos puertas.
Mora de Rubielos (T.): Varios lienzos con tres puertas.
Morata de Jalón (Z.): Lienzo con arco (derribado hace pocos años).
Mosqueruela (T.): Varios lienzos con numerosos torreones y tres puertas.
Muel (Z.): Arco.
Muro de Roda (H.): Burgo amurallado.
Paniza (Z.): Arco de ladrillo.
Pertusa (H.): Lienzos.
Pozuel del Campo (T.): Lienzos.
Puebla de Castro, La — (H.): Dos arcos.
Puebla de Valverde, La — (T.): Torrepuerta.
Puertomingalvo (T.): Lienzos con torrepuerta.
Quinto (Z.): Puerta con capilla.
Ricla (Z.): Arco, de piedra.
Rubielos de Mora (T.): Dos torres-puerta y un arco.
Sarrión (T.): Torreón y puerta entre dos cubos.
Sisamón (Z.): Murallas relativamente completas, con torre y un arco.
Sos del Rey Católico (Z.): Numerosos lienzos con siete puertas, las principales bajo una torre.
Tarazona (Z.): Lienzos del «cinto» con una gran torre y dos puertas.
Teruel: Lienzos con las torres Lombardera y de Ambeles, y dos puertas.
Tiermas (Z.): Fragmento con un torreón y una puerta.
Torrijo de la Cañada (Z.): Torre- puerta.
Tramaced (H.): Fragmentos.
Uncastillo (Z.): Una puerta entre dos torreones y tres arcos.
Valderrobres (T.): Importantes lienzos con una torre-puerta y un arco.
Villarroya de la sierra (Z.): Importantes lienzos con una torre-puerta y un arco.
Zaragoza: Lienzos de la muralla romana, con cubos cilíndricos, y restos de la cerca de tapial, con un cubo de ladrillo y la puerta del Carmen, clasicista.
• Cercas de monasterios:
Cartuja Baja (Z.): Lienzos de ladrillo con cubos cilíndricos.
Cartuja de Aula-Dei (Z.): Murallas completas, de ladrillo con cubos cilíndricos.
Piedra (Z.): Murallas de piedra con cubos cilíndricos y una torre-puerta.
San Juan de la Peña (H.): Monasterio nuevo. Cerca de ladrillo con cubos cilíndricos.
Santa Fe (Z.): Cerca de mampostería y ladrillo con torreones cilíndricos.
Tamarite de Litera (H.): El Patrocinio, de monjas bernardas. Cerca con cubos cilíndricos.
Veruela (Z.): Murallas completas, de piedra, con torreones redondeados y una torrepuerta precedida por una gran barbacana.
• Bibliog.:
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Torres Balbás, L.: Ciudades hispano-musulmanas; Madrid, s/f.
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