(Hist. Med.) Posición fortificada, levantada en 1089 por Sancho Ramírez y su hijo Pedro con el fin de servir de base para las expediciones contra la aún musulmana Huesca. Según el documento fundacional, este castillo debería amparar una villa de futura creación, y su iglesia fue convenientemente dotada. Se fundó una capilla real, pero en este mismo año de 1089 la comunidad de canónigos agustinianos que estaba instalada en Loarre
fue trasladada a este castillo
-abadía bajo la advocación de Jesús Nazareno. Sin embargo, esta posición fortificada no dejó de pertenecer a la corona; conocemos los nombres de sus tenantes, destacando Férriz, quien la disfrutó entre 1113 y 1146. Los restos mortales de Alfonso I permanecieron allí depositados hasta su traslado a la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca. En 1175, Alfonso II concedía a sus habitantes un privilegio de franqueza y el papa Clemente V otorgaba a sus abades el privilegio del uso de la mitra. El dominio de los abades de Montearagon
se extendió a un gran número de lugares e iglesias y se vio incrementado por la venta de veinticuatro lugares que realizó Juan I
en 1391 por mil florines de oro. La vida monástica de la abadía de Jesús Nazareno continuó sin interrupción hasta las leyes desamortizadoras
de Mendizábal en 1835. (Monasterios
.)
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