Don Íñigo Hurtado de Mendoza y de la Cerda, marqués de Almenara, adquirió gran relieve en Aragón como consecuencia de los trágicos sucesos acaecidos en las alteraciones de 1591. Felipe II
(I de Aragón) le había concedido en 1587 el marquesado de Almenara, siendo posteriormente delegado por el rey para los asuntos aragoneses. Enviado al reino el año 1588, con el fin de nombrar un virrey foráneo, que acabase con la inestabilidad creada por las familias nobles de los Chinchón
y los Villahermosa, despertó el recelo de los aragoneses. Habiéndose acogido Antonio Pérez
al Privilegio de la Manifestación
(1590), el de Almenara lo acusó de hereje con la finalidad de hacer viable su traspaso a la cárcel de la Inquisición
; pero el pueblo, que ya se hallaba exaltado, se amotinó en cuanto se intentó el traslado, muriendo el marqués dos semanas más tarde, víctima de las heridas sufridas en el mismo.
• Bibliog.:
Marañón, G.: Antonio Pérez; 2 vols., Espasa-Calpe, Madrid, 1958.
Marqués de Pidal: Las alteraciones de Aragón en tiempos de Felipe II; 3 vols., Madrid, 1862-63.
Categorías y Subcategorías a las que pertenece la voz:
Preferencias de Privacidad · Política de privacidad y cookies
© DiCom Medios SL. C/ Hernán Cortés 37, Zaragoza · 976700010