(1788-1808). Durante los últimos años del siglo XVIII prosigue una coyuntura económica y material próspera para el territorio aragonés. El 27-VIII-1790 Ramón Pignatelli pone la última piedra del Canal Imperial de Aragón
, mientras Ignacio de Asso
escribe su Historia de la Economía Política en Aragón (Zaragoza, 1798), primera sistematización de los recursos económicos aragoneses, y se desarrolla la labor de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País
. En el plano político el llamado «partido aragonés
» se ve potenciado con el nombramiento del conde de Aranda
como secretario de Estado y decano del Consejo de Estado, en febrero de 1792.
El reinado de Carlos IV coincide con el origen y evolución de la Revolución francesa, que incide particularmente en Aragón, dada su condición de territorio fronterizo. J. A. Ferrer Benimeli ha estudiado detalladamente el frente aragonés en la guerra contra la Convención , y ha señalado el papel de Huesca en la defensa de la nación, así como la propaganda revolucionaria que cruzaba los Pirineos con frecuencia y facilidad. La situación de guerra, las fuertes crisis de subsistencias de 1794 y de 1798, la caída y posterior destierro del conde de Aranda, hacen que a finales del siglo la situación se anuncie con menos optimismo que en pasadas décadas.
Se consolida la prensa y desde 1797 se publica el Diario de Zaragoza , y el Semanario de Zaragoza
desde 1798. A través de estos primeros periódicos aragoneses podemos seguir la visita de Carlos IV y de la familia real a Zaragoza en el verano de 1802; permanecen en la ciudad entre el 23 de agosto y el 2 de septiembre, y son objeto de una recepción propia de la época: ofrendas de los gremios y de los barrios, actos religiosos, cívicos y militares, toros, paseos por el Canal con paradas en Gallur y en Tudela y especiales jornadas de caza para satisfacer las aficiones regias.
En 1807 el tratado de Fontainebleau supondría la vía libre a la escala napoleónica en España, y Aragón verá con inquietud los acontecimientos que comportaba la presencia francesa en sus pueblos y en sus calles. Cuando llegan las noticias del motín de Aranjuez, el 22-III-1808, los estudiantes de la Universidad entran en el Paraninfo y descuelgan el retrato de Godoy, quemándolo y celebrando la caída del Príncipe de la Paz. A la vez, pasean en triunfo un cuadro de Fernando VII, alegrándose de la renuncia al trono de Carlos IV en las vísperas de los acontecimientos a partir de los cuales se desarrollaría la guerra de la Independencia .
• Bibliog.: Corona, Carlos: Revolución y reacción en el reinado de Carlos IV; Madrid, 1957, 434 pp.
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