(Hist. Igles.). Aunque son escasas las noticias conservadas, consta que la Iglesia visigoda se ocupó de la formación del clero: en la escuelas episcopales, según el concilio nacional de 633, los adolescentes destinados a la clerecía eran educados bajo la vigilancia de los obispos en «las santas Escrituras y cánones» (es conocida la escuela de Zaragoza, formada alrededor de su obispo Braulio
); las escuelas parroquiales respondían a las normas dictadas en 638 y 666, prescribiendo que toda iglesia, y no sólo las catedrales, formaran intelectual y moralmente sus propios clérigos; y las escuelas monásticas estaban destinadas a la educación de los monjes y, en algunos casos, también a clérigos seculares, como aconteció en el monasterio de Asán
. La base humanística de estas escuelas de la Iglesia visigoda se cifraba en el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, música, geometría y astronomía). La enseñanza específicamente eclesiástica comprendía la Sagrada Escritura, la liturgia y la legislación canónica.
Poco se sabe de las escuelas eclesiásticas durante la Edad Media: en el Aragón islamizado cabe pensar en una continuidad de las escuelas episcopales y monásticas, influenciadas, sin duda, por la cultura árabe. En el condado de Aragón destacó la escuela monástica de Siresa , que contaba con bien surtida biblioteca, visitada en 848 por Eulogio de Córdoba
. Después de la conquista aragonesa de la tierra baja, sobresale la catedral de Huesca, en cuya escuela se dio, alrededor de 1100, una simbiosis de las culturas cristiano-occidental, judía y árabe.
Durante la baja Edad Media se mantiene el esquema institucional de la iglesia visigoda pero su eficacia fue deteriorándose (algunos canónigos, monjes y clérigos no sabían escribir), y, a partir del concilio tarraconense de Lérida (1229), se enmendó el defecto mediante disposiciones sinodales. En el sínodo de 1260 se decretó que hubiera maestros de gramática en las catedrales de Huesca y Jaca. En este tiempo el obispo oscense patrocinaba un studium en Barbastro y el cabildo se comprometía a mantener un maestro de gramática en Almudévar. A fines del siglo XIII, la escuela catedralicia de Huesca era prácticamente una facultad de Artes con tres maestros (lat. magistri grammatice, ar. mayestros de la gramatica), presididos por un maestro mayor (lat. magister maior, ar. mayestro maior), que era médico y explicaba Boecio. Aunque el tema no ha sido estudiado, es probable que las iglesias aragonesas siguieran la misma línea que las escuelas catedralicias de Huesca y parroquiales de Barbastro y Almudévar.
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