Concepto que define genéricamente la sociedad y el Estado -el ordenamiento jurídico e institucional- de los principales países europeos en los siglos anteriores a las transformaciones económicas que generan el sistema capitalista, industrial y liberal contemporáneo, y a las revoluciones políticas burguesas. El término es de origen francés, y aplicado inicialmente a la historia francesa moderna, desde el siglo XVI hasta la ruptura de 1789: es este tipo de transición histórica, la Revolución francesa, el que da sentido pleno, por contraposición, a la expresión «Antiguo Régimen».
El historiador francés Pierre Chaunu entiende que es una noción imprecisa, «una noción francesa que se adapta mal fuera de nuestras fronteras». Por lo que se refiere a Aragón y a España, la utilización del concepto Antiguo Régimen comprendería la descripción estructural y dinámica de las formas económicas de dominancia feudal, y del correspondiente ordenamiento jurídico e institucional, propias de lo que la periodización tradicional entiende por Historia Moderna, todo lo cual recibe su adecuado tratamiento a lo largo de las voces y términos pertenecientes a esta sección.
En la historiografía española nacional y regional el concepto se aplica principalmente desde la perspectiva de disolución o quiebra del Antiguo Régimen, quedando perfilado un modelo muy distinto del francés (Gran Revolución) o del inglés (lenta transición), y muy propiamente hispánico: caracterizado por una peculiar secuencia recurrente, habida cuenta de los frustrados procesos iniciados en 1812 y en 1820, y de las subsiguientes reposiciones de las instituciones del Antiguo Régimen.
En Aragón, las formas de ruptura con el Antiguo Régimen son el objeto propio de los inicios de la Edad Contemporánea o de la llamada Alta Historia Contemporánea, y quedan tratados a lo largo de los términos correspondientes: desamortización , disolución gremial
, motines antifeudales
, Cortes de Cádiz
, Trienio Constitucional
, etc. La disolución jurídica del Antiguo Régimen es efectuada por el Estado español a partir de 1837. Su disolución práctica, y el lento y quebrado proceso de transición hacia formas económicas nuevas, de liberación de mercados, capitalistas, constituye una realidad mucho más compleja y escasamente investigada en la región aragonesa. Puede decirse que el proceso lo dirige una burguesía
preferentemente urbana, bien definida social y generacionalmente, desde una actitud política progresiva en la medida en que necesita desembarazarse de ataduras feudales, y desde posiciones moderadas y conservadoras al final del período cuando lo fundamental de su obra ha sido ya realizado.
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